El cruce de frontera es de risa. Una mesa de camping y tres funcionarios aburridos nos dan la bienvenida amablemente. Después de sellarnos los pasaportes ya nadie más nos los volverá a pedir. Aquellos interminables checkpoints de otras fronteras quedan atrás.
El cambio es brutal. De repente se hace el silencio. Apenas hay tráfico, apenas hay ruido ambiental, apenas hay basura, apenas hay malos olores. La gente saluda educadamente pero no nos agobia. Nadie nos da la txapa. No lo podemos creer. Puede ser posible que apenas cruzando una línea imaginaria podamos pasar del infierno al cielo?
Aunque la primera ciudad, Mahendranagar, está plagada de indios, enseguida advertimos que a los nepalíes les gustar levantar el codo.
Y es que las carreteras están llenas de anuncios de bebidas alcohólicas
Y solo así se explican los accidentes que veremos a lo largo de la ruta. Porque nadie puede echarle la culpa al tráfico…
… ya que el tráfico es casi inexistente. El ganado se traslada tranquilamente sin temer ser arrollados….
… y los ciclistas pedalean felices. Aún flipamos del cambio. Lo que más agradecemos es la paz en nuestros oídos. Y nos cuesta tan poco acostumbrarnos a esta paz que cuando algún conductor le da por usar el claxon lo miramos amenazante y lo fulminamos mentalmente.
La vida es plácida en el Terai. La gente transmite paz y es extraordinariamente simpática. Ahí van unos saludos para Cyclotherapy
Las casas son sencillas, muchas construidas de barro
Los críos comparten baño con las bestias...
... y nosotros con pequeños animales que no nos hacen ni p. gracia. Lo que se ve en círculo son chinches y debido a malas experiencias en el pasado nos atormentan muchas noches...
El Celedón pasa el otoño en Nepal, se ha enterado que aquí les va el alcohol fuerte
Pescan agachándose y casi metiendo la cabeza en el agua. ponemos cara de corderitos pero no cuela, otro día sin comer pescado
Le costó mucho esfuerzo sacarlos del agua, que es donde mejor se está
Verde que te quiero verde (Guardia civil excluidos)
Otras que vuelven de pescar, pero éstas con redes
Cuando vimos a la niña creimos que se había pasado dos semanas sin dormir pero luego caemos que por aquí suelen pintarse los ojos desde muy txikis
Algo que nos ha sorprendido es que creíamos que Nepal era un país eminentemente budista. Y no es así. El Terai es un feudo hindú, algo que nos da miedo. La indumentaria de las mujeres es exactamente igual a la de sus semejantes indias y las lentejas rojas que adornan sus frentes les delatan. Los budistas están en las montañas, cerquita del Tibet, con quienes comparten mucho más que con sus vecinos del sur.
Cyclotherapy enlaza un nuevo festival. Ya hemos perdido la cuenta de los festivales que tienen los hindúes pero estamos acojonados. Festival significa restaurantes cerrados, petardos, y una maravillosa excusa para doblarte los precios.
La juventud, tal y como hace en Euskal Herria en S. Agueda, canta canciones y pide dinero. Algunos dan un paso más y cortan la carretera, obligando a los conductores a pagar el impuesto. Con nosotros se quedan cortados, no saben cómo reaccionar y nosotros les saludamos con un
“Namasté!!”, sonrisa profiden y palante…
Es curioso, este rostro parece más chino que nepalí...
... y este otro si nos dicen que es de una aldea del Amazonas, nos lo creeríamos. Pero la lentejita roja las delata.
Este en cambio, es indiscutiblemente de aquí...
Y este caratxorra no termina de descifrar de dónde viene el rostro de la del camisón. Lleva una hora y no cae.
El pelotón está cansado. Aunque comemos mejor aún nos queda mucho por recuperar. Además tenemos una cita y no queremos llegar tarde. Un torbellino andante, un peligro para la gente tranquila, un portento físico y un gran amigo nos espera. Aitortxiki, alias “Txili” tiene mucho trabajo por delante: debe ponernos al día de todos los chascarrillos de casa. Por este motivo metemos las potras en un bus y adelantamos unos kms, que a veces son más duros desde esos buses que desde nuestros sillines…